La Cabina ( Television) 1972
Cortometraje para la televisión de 1972, dirigido por Antonio Moreno con un guion entre el director y José Luis Garci , interpretado por el gran actor José Luis López Vázquez, la elección del actor protagonista era muy importante , puesto que este soportaba solo sobre sus hombros todo el peso de la función, se necesitaba un intérprete con suficientes registros para resultar creíble , López Vázquez era una estrella del cine y el teatro lograra su mejor y más recordada interpretación de su carrera.
La historia resulta agobiante, pero parte de una trama muy simple, un padre de familia se despide de su hijo y entra a una cabina telefónica, para hacer una llamada y termina por poder salir de ella, la desesperación se apodera de él y la situación se transforma en claustrofobia, la desgracia del hombre queda convertido en una situación de ocio y entretenimiento. La historia llega a una situación límite y final atroz, porque la cabina y el hombre termina en un depósito lleno de hombres encerrados en cabinas, algunos llevan años encerrados muertos de angustia.
El contexto histórico
Toda una generación quedo sorprendida y mucho, con el estreno en la televisión, los espectadores no estaban acostumbrados , a una producción del estado TVE de tal calibre donde se emitía , una serie de época “Crónicas de un pueblo” dirigida por el mismo director Mercero, emitida entre 1971-1979, que era justo el reflejo y la imagen de la España que el viejo régimen quería construir folclórica y costumbrista, de ahí cuando surge el proyecto de “La cabina”, nadie sospechara nada raro, más bien todo lo contrario , se necesitaba , un producto de televisión de calidad suficiente, para presentarlo en festivales internacionales, para mostrar una imagen de país cambiado y evolucionado en clara oposición a la verdad de una España atrasada.
Al frente del proyecto se situaba Antonio Mercero el mismo que semanalmente mostraba las peripecias de una ruralidad ibérica empapada de curas, guardia civil, alcalde y maestros fieles al régimen.
La censura implacable y decisiva en la España de la dictadura, no supo ver lo que estaban contando sobretodo porque Antonio Mercero era sin duda alguna, para los censores un hombre de confianza, aquel que transmitía cada semana el serial televisivo de la España de parroquia. Era una historia con final tremendo, duro pero a la vez extraordinario y abierto par que cada espectador fuera libre de sacar su conclusión.
En la historia aparecía una sociedad que se reía de la desgracia ajena que aprovecha la mínima oportunidad para saquear al vecino, un país de barrio y de corrala que desfila delante de la cabina , riendo , comiendo, bebiendo y manteniéndose indiferente al destino cruel que se monta en torno a él y a su desgracia.
Cabina Kafkaniana
Antonio Mercero declaraba que “La cabina era un relato de terror psicológico, era la única intención que teníamos” era 1972 y quería hacer el género del terror con referencia a “Historias para no dormir”, pero el encargo era un telefilm que hablara de una España de cambio que se viera la ciudad y el crecimiento del país, a cambio de eso el gobierno le dio la creatividad total.
Mercero como el guionista Garci siguieron las premisas del director Chicho Ibáñez Serrador “Un relato de terror debe jugar con la realidad, y no hay mayor terror que los sucesos que ocurren en casa, es el miedo y terror domestico, el más fuerte de todos”.
Pero además se plantea un cine surrealista del estilo Kafkaniana pero a base de una economía de medios, sobria puesta en escena y elementos ordinarios como un parque y una cabina de teléfonos, la cabina telefónica era en 1972, un icono social de la comunicación pero aquí se convirtió en una parábola sobre la incomunicación y el terror.
Destaca una extraordinaria transformación de una situación festiva a dramática, empieza como un cine costumbrista hasta terminar en el terror con cadáveres y muertos en el interior de un gran almacén. No era una simple historia tocaba temas realmente espinosos.
En España tuvo una repercusión impresionante millones de españoles, sintieron la claustrofobia del actor encerrado en la cabina telefónica y el terror en el gran donde se guardan con miles de esqueletos. Debido al ambiente político del momento se vio con todo tipo de lecturas y aunque la crítica de la época no se puso de acuerdo con el mensaje, se llego a asegurar que se trataba de una crítica a la dictadura franquista, aunque no se desvela y se deja que el público piense y saque conclusiones a su modo.
“La cabina es un cuento fantástico de ciencia-ficción y de terror un hombre atrapado como la cucaracha kafkiana un hombre indefenso en el viejo régimen y sin salida en el mundo nuevo, las interpretaciones después son libres, cada uno la hace suya y creo que ese es uno de los valores de la cabina”, era la opinión del autor, pero público y crítica no pensaron lo mismo si no vieron un inteligente y hábil zarpazo del arte contra la reacción y la dictadura.
No solo era la influencia de “Historias para no dormir”, sino un país que sabe, pero no sabe lo que pasaba en los calabozos de la Puerta del Sol, los cuarteles de La Salve e Intxaurrondo en País Vasco, la toma de pueblos enteros por las fuerzas de la policía y del ejércitos, los interrogatorios de la Brigada social de la policía.
Aunque en España fue muy aplaudida, fue en Francia donde se considero de forma directa una metáfora sobre el franquismo y los desaparecidos.
“La cabina supuso una forma y estilo diferente para la televisión del país, mostro un estilo narrativo muy novedoso con un lenguaje cinematográfico llevado al medio de la televisión”
LA MORT DE LUIS XIV
Película dramática del 2016 dirigida por Albert Serra e interpretada por Jean- Pierre Léaud
Este proyecto se inicio, como una instalación performance, para el centro Pompidou de Paris , donde el conocido actor francés debía interpretar la agonía del rey durante 15 días, la muestra escénica no se llevo a cabo , pero el director Serra la convierte en una película sin salir del aposento real y mediante una serie de planos secuencia a cámara fija para las escenas panorámicas.
Filmar biografías de los grandes hombres como si se tratara de una idea común , Serra se plantea este movimiento en sus películas, y se puede ver a Don Quijote, Sancho Panza , Los Reyes Magos, el Conde Dracula y Giacomo Casanova, actuando con simpleza y mostrando no la historia y grandes acontecimientos sino la trivialidad. No le interesa reflejar cuales fueron los logros, ni las batallas se contrapone al protocolo de film de época o biográfica en la que el espectador está acostumbrado.
Para esta película sobre Luis XIV, basada en las memorias de Saint-Simón y la del Marqués de Dangeu que describieron de manera exhausta su agonía.
Año 1715 , en el retorno a casa de Luis XIV siente un dolor agudo en la pierna , 15 días mas tarde se encuentra en su cama de Versalles y este es el comienzo de la lenta agonía , rodeado de sus más fieles súbditos.
La obra de Albert Serra es bastante más ambiciosa que sus anteriores producciones una producción francesa que cuenta con el mítico actor de la Nouvelle Vague Jean-Piere Leaud que se mete en la piel del monarca recordado por su famoso papel de Antoine Doinel.
No vemos nunca los vastos territorios gobernados por Luis XIV sino la habitación real donde se concentra toda a fastuosidad del poder convertida en cámara mortuoria.
Rodada en espacios limitados la película se desarrolla dentro de la alcoba del monarca casi en su totalidad no es una biografía al uso pues se filma el fallecimiento del rey con una curiosa mezcla entre el respeto y la intromisión.
Estética de la película
Catalogada como el mejor trabajo de Serra donde la fotografía es perfecta como el gran diseño artístico y de vestuario, dentro de su sencillez contiene una cuidada estética barroca tenebrista, que recuerdan las pinturas de Rembrandt, Velázquez o Caravaggio, perfectamente compuestos.
La película resulto experimental y para un público minoritario pero está muy bien rodada y plasmada, gano fama en el “Festival de Cannes” y en Francia en particular, donde fue reconocida por el prestigioso premio “Jean Vigo” convirtiéndose en el único autor español que lo ha logrado.
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